EL VAGON AMARILLO

sábado, 30 de agosto de 2014

Mi amiga Guillermina

Anoche se me apareció de nuevo. La noté deprimida. Y fui un poco dura con ella, la verdad, pero es que a veces el fantasma de Guillermina me saca de quicio. ¿Ahora de qué te quejas –le dije-, acaso no estás en el cielo, tal como querías? Pero qué va, mi amiga no cambia. Y yo me lo temí, que una vez en el cielo, iba a deprimirse al ver que ya no puede subir más arriba.


José Hugo Fernández, del libro “La novia del monstruo”

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