Anoche
se me apareció de nuevo. La noté deprimida. Y fui un poco dura con ella, la
verdad, pero es que a veces el fantasma de Guillermina me saca de quicio.
¿Ahora de qué te quejas –le dije-, acaso no estás en el cielo, tal como
querías? Pero qué va, mi amiga no cambia. Y yo me lo temí, que una vez en el
cielo, iba a deprimirse al ver que ya no puede subir más arriba.
José Hugo
Fernández, del libro “La novia del monstruo”
No hay comentarios:
Publicar un comentario