EL VAGON AMARILLO

viernes, 12 de septiembre de 2014

Un caso para la Tremenda Corte



Cástor Vispo, creador del famoso programa radial La Tremenda Corte, se habría divertido mucho con el desaguisado que enfrentamos todos los que en alguna ocasión nos propusimos visitar su tumba en el habanero Cementerio de Colón, para lo cual hemos debido apoyarnos en un equívoco tan desatinado e inexcusable como cualquiera de los alegatos de Tres Patines, su personaje estrella.
Entre las pocas referencias oficiales que se han publicado aquí sobre este gallego, considerado uno de los humoristas más importantes de Cuba en todos los tiempos, resulta imposible encontrar la fecha fidedigna de su muerte. Todas las fuentes, claro, enfatizan en el hecho de que haya permanecido en La Habana hasta el fin de sus días, a pesar del gran éxito internacional de su programa, y elogian esa “voluntad con la que hizo palpable la íntima decisión de ser cubano”, pero ni siquiera se han tomado el mínimo trabajo de verificar la fecha exacta de su muerte. Unos afirman que murió en el año 1966, sin precisar día ni mes; otros optaron por matarlo antes, en 1962. Ambos datos son pifias.
Lo curioso es que en los registros del Cementerio de Colón consta claramente que Cástor Vispo falleció el 1 de octubre de 1973, a los 66 años de edad, y fue sepultado al día siguiente. Así, pues, a cualquiera que pretenda buscar su tumba guiado por la fecha que se ha dado a conocer oficialmente, le resultará imposible hallarla. Parodiando a Vispo, es un tremendo caso para el tremendo juez de La Tremenda Corte, a través del cual las publicaciones oficiales (en el papel de Tres Patines) tendrían que aclarar cómo es posible que habiendo muerto en 1966, mantuvieran el cadáver sin sepultar durante siete años, hasta 1973.

Cástor Vispo había nacido en La Coruña, España. A los 18 años de edad llegó a Cuba destinado a convertirse en un imprescindible de nuestra cultura popular. Después de haber dejado huellas ciertamente imborrables de su talento y de su gracia torrencial, tanto en la radio, como en el teatro, el cine y las publicaciones gráficas, creó La Tremenda Corte, en 1941, programa que luego de más de setenta años, continúa ganando preferencias entre los radioyentes de buena parte de Latinoamérica y del estado norteamericano de Florida.
Por esas cosas de la endemoniada política, varias generaciones de cubanos dentro de la Isla han vivido ajenas a la trascendencia de Vispo. Y a más de un especialista tuvimos que deletrearle su nombre a la hora de solicitar que lo buscaran en los registros y en los compendios de personalidades históricas.
Padres, hijos y nietos que viven aquí se han perdido el privilegio de disfrutar (al menos libremente) de esa joya del humorismo y de la cultura criolla que es La Tremenda Corte. Lo más cerca que estuvimos fue a una distancia de años luz, mediante el programa televisivo ¿Jura decir la verdad?, remedo de Cástor Vispo y de Tres Patines que aún más que risa, nos provocaba vergüenza ajena y a veces lástima.


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